Esta primera semana de agosto ha dejado tres mujeres muertas a causa del machismo criminal. Tres mujeres de nacionalidades, edades y estatus diferentes, asesinadas por una cuestión de género: la prevalencia de la idea de que las mujeres son seres a la voluntad de los hombres, sin autonomía, sin capacidad de decisión, y por tanto, objetos de posesión.
Los meses de vacaciones suponen las épocas de mayor convivencia entre las parejas y las familias, y este hecho provoca un repunte en los casos de violencia. Las estadísticas nos muestran que tanto el período estival como el de otras vacaciones, desgraciadamente, son épocas trágicas que suponen el marco brutal de la violencia de género. Pero en los casos de no convivencia entre parejas, también ocurre algo parecido: el verano invita a pasear, a salir de casa, y esta circunstancia, no es del agrado de hombres celosos, posesivos y agresivos, que encuentran motivos para desatar su ira contra sus compañeras.
37 mujeres víctimas de violencia de género en lo que llevamos de año. Las últimas, una chica de Salamanca de 18 años muerta a manos de su novio, menor de 20 años también; una mujer dominicana de 37 años residente en Gijón, asesinada por un hombre con el que tuvo una relación sentimental en el pasado y que la acosaba, y la tercera, una mujer residente en Girona, cuya pareja la asesinó y la depositó en el maletero de su vehículo.
La ley Integral contra la Violencia de Género, es una herramienta que ha introducido cambios estructurales muy potentes, y con unas consecuencias directas observables y comparables. Invito a leer el informe del balance de los 3 años de implantación de la ley. No obstante, los cambios que son necesarios que se produzcan, son cambios más lentos e imperceptibles, y que tienen que ver con los procesos educacionales y culturales, aquellos cambios que tienen que ver con el orden de lo simbólico y del imaginario colectivo, por ello, debemos hacer un esfuerzo muy importante desde todas las instancias socializadoras, como la familia, escuelas, e incluso en los ámbitos formales e informales.
Romper roles y estereotipos atávicos que justifican el uso de la violencia, o actitudes machistas y misóginas promoviendo nuevas formas de relación interpersonales, desde una óptica no androcentrista y patriarcal es lo que es necesario trastocar. Una transvaloración feminista de la sociedad para acabar con la violencia de género en cualquiera de sus formas.
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SEMANA TRÁGICA
viernes, 8 de agosto de 2008
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